13 mayo 2005

Tres Cantos un trozo del ladrillo

Segunda parte

Se nos acusa de manchar el buen nombre de los concejales del equipo de gobierno con insidias y con insinuaciones más o menos interesadas. La verdad es que todos sabemos que a los gobernantes les encanta la prensa siempre que no hablen de nada de lo que a ellos les pueda implicar en casos de corrupción, malversación, etc. Les encanta que hablemos de las muchas cosas intrascendentes que hacen para la ciudad, en la que suelen gastarse mucho dinero, de lo que desarrollan cada concejalía, etc. Eso creo que nosotros lo hacemos bien, incluso si me apuran muy bien. Lo que sucede es que al cabo del año se van sucediendo hechos que no tienen relación entre sí, o si, y que puestos en una misma casa empiezan a tener sentido. Todo este relato viene al caso por los muchos artículos que hemos recibimos en contra de nuestra forma en la que narramos los hechos, en el número anterior, sobre los casos urbanísticos. Nos acusan de no aportar ninguna prueba. Ellos tampoco de lo contrario. Pero a diferencia del gobierno municipal tricantino nosotros contamos los hechos, ya sucedidos, y son ellos los que se molestan por eso. Para que la opinión pública se haga una idea mejor de las cosas los iremos enumerando uno a uno sabiendo que seguramente nos dejaremos alguno en el tintero. Nunca voluntariamente sino por espacio.

Cambio de gobierno Corre

el año 1999 el gobierno municipal lo forman PSOE (5 concejales), TCU (4), IU (2). La alcaldía recae en el socialista Pedro Uruñuela. María de la Poza (TCU) es concejala de urbanismo. Era la primera vez que Tres Cantos Unido no ostentaba la alcaldía, esto según alguno de sus dirigentes «nos podía llevar a desaparecer». En toda esta reflexión, como se puede observar, no hay ninguna referencia a los vecinos sino a la supervivencia política. El PP, con nueve concejales y en la oposición, comienza una lucha interna para el control del partido. Por un lado los que querían darle la alcaldía a TCU para gobernar y por el otro, Natalia Pérez (presidenta del partido), entre los que preferían mantenerse en la oposición para terminar de una vez por todas con TCU, ya que siempre mantuvo que si «los independientes no tiene la alcaldía desaparecerán». Llegado a este punto seis concejales se revelan contra la dirección local del PP, capitaneados por Juan Andrés Díaz Guerra. Previamente ha llegado a un acuerdo con María de la Poza (TCU y actual alcaldesa) para que esta sea la alcaldesa, a cambio ella debe pedir la cabeza de Natalia Pérez (PP). Díaz Guerra presenta este acuerdo en Madrid y Romero de Tejada (secretario general del PP de Madrid) da su visto bueno. Natalia Pérez es destituida y María de la Poza se hace con la alcaldía. Juan Andrés Díaz Guerra (PP) se convierte en concejal de urbanismo. Es junio del 2000.

Convenios urbanísticos

En su afán por encontrar financiación y así justificar este cambio de gobierno se llegan a acuerdos urbanísticos con distintas personas y/o empresas de la ciudad. Así se pone en marcha los convenios. La plaza de la Encina, al lado del PTM (Edificio Singular), la torre de los laboratorios Normon en el polígono industrial y un singular de ellas. Pero sin duda la más controvertida fue la de la Charnela de la Avenida de Colmenar Viejo. Un suelo en medio del polígono industrial recalificado para construir viviendas. El metro cuadrado pasó de costar 240 euros (40.000 pesetas) el metro cuadrado a 1.200 euros (200.000 pesetas); claramente un pelotazo.De todo esto para los ciudadanos de Tres Cantos solo han quedado las viviendas para jóvenes y las viviendas del UA5 (la zona de los bomberos). Hay que destacar que por esta zona solo se recaudó mil millones de pesetas y lo pisos ahí vendidos (500) debían cumplir un requisito: contener el precio. Se estipuló que debían costar entre 35 y 42 millones de pesetas. Así que el volumen de negocio está alrededor de 105.500 euros (17.500 millones de pesetas).

El campo de golf

Controvertido desde sus inicios. No está claro que aporte nada a la ciudad excepto a los que jueguen. Porque ¿quién puede creerse que las personas que vayan al campo de golf luego consuman en la ciudad? ¿Qué beneficios dejará a los comerciantes de nuestra ciudad? Estas preguntas tienen difícil respuesta. Alcobendas tiene dos campos de golf y no se ve a los golfistas comprando en las tiendas de la ciudad ni tomándose nada, solamente lo hacen en el propio campo. Por lo tanto es discutible el beneficio para la ciudad. Sin embargo, no es discutible que fuera un beneficio de algunos. Esta afirmación habrá que explicarla. Sale a concurso y se adjudica a la misma empresa que construyó el de Majadahonda cuando Romero de Tejada era alcalde. Según nuestras fuentes, evidentemente todas del PP, el trato era el siguiente: se acababa de producir el pacto de gobierno municipal entre PP y TCU; Alcaldía quería fomentar las relaciones con Génova (no la ciudad italiana sino la sede del PP de Madrid) y vio su oportunidad en la adjudicación del campo de golf. No había nada mejor que dárselo a la empresa a la que se lo había dado Romero de Tejada en Majadahonda: Soto Once, SL. ¿Alguien puede tener alguna duda sobre esta adjudicación? Parece una mera casualidad. ¿Creen entonces en las casualidades políticas? Hablemos claro. ¿Qué hay detrás de cada Plan General o de cada adjudicación? Si no es casualidad ¿habrá alguien que saque algún beneficio? y si no es la ciudad ni los ciudadanos ¿quién será? Estas preguntas se contestan solas. Siempre se benefician los que ostentan el poder. ¿Por qué sino se eligen unas empresas en detrimentos de otras? El caso del campo de golf fue más sangrante porque la empresa adjudicataria, Soto Once, SL., no fue la mejor oferta pero se le dio la construcción del campo porque había colocado la casa-bar del otro lado que las otras dos concursantes. ¿Cómo sabía esta empresa que eso iba ser definitivo si otras ofertas económicas eran mejores? Alguien se lo tuvo que decir. Entre otras cosas porque ese hecho fue determinante. Lo mejor de todo esto es que luego vino la Comunidad de Madrid, gobernada por entonces por Ruiz Gallardón, y echó para atrás esta construcción declarando negativo el impacto medioambiental. Y nosotros nos preguntamos ¿Es qué nadie sabía que hay que proteger el medioambiente? ¿O es que solo hay que protegerlo si no nos va a dar dinero? Por otro lado, la Asociación de Vecinos que interpuso un recurso contra ese concurso acaba de ganarlo. Es decir, un tribunal ha declarado que la Alcaldesa María de la Poza ha cometido una ilegalidad. Y no pasa nada.

A por la prensa local

En una vuelta más por evitar que los ciudadanos tricantoinos esten informados de todo lo que pasa la alcaldesa María de la Poza trazó en febrero del 2005 una estrategia para acabar con la prensa local. Esta consistía en dotar a la revsita municipal de publicidad externa. Chantajeando así a los comerciantes y empresarios de la ciudad obligándoles a poner publicidad en esa revista.

No hay comentarios: