23 agosto 2012

Mi primer día de playa

22 de agosto de 2012.- Bajé a la playa. Muy linda la playa. Llena de arena. Me quité las ojotas y me arrimé a la orilla. Me agrada el agua cuando baña mis pies. Vino una ola, reventó y me mojó la camisa. Que lindo es el mar. Decidí que para calmar el calor lo mejor era darme un baño. El agua estaba fresquita. Nadé un poco. Es agradable nadar, parece que no se hace esfuerzo. Después de un rato decidí salir. Tenía arrugados los dedos de las manos y de los pies. Cuando salía sentí un dolor tremendo en la planta del pie. Me picó una faneca. Un bicho inmundo que se esconde debajo de la arena. Se calma con arena caliente. Acá, en Galicia, la arena estaba templada. Creo que nunca se calienta. Entonces, ¿para que mierda lo dicen? Me jodí. Mientras estaba lamentando mi mala suerte en mi primer día de playa, me torcí el otro pie y me caí. Como me retorcía de dolor por el picotazo de la faneca y por mi puta mala suerte en mi primer día de playa, la gente empezó a arremolinarse a mi vera. Gente muy amable. Todos tenían una solución distinta para cada uno de mis problemas. Al final apareció un bañador rojo que dijo ser de no se qué de salvamento marítimo. El muy pelotudo creyó, por el gentío que había a mi alrededor, que era una ballena varada. ¡Solo estoy gordo musculitos de mierda! Haciendo memoria de mi caída vislumbré en mi memoria unos pechos redondos que parecían tersos y caídos hacia arriba. Como me gustan a mí. Cuando conseguí levantarme cojeaba de los dos pies, uno por la picadura de la faneca el otro por la torcedura. Intenté buscar esas dunas antes mencionadas. Resultó ser un enano culturista de mierda que solo come claras de huevo y zumo de zanahoria, ¡andá y lavate las tetas guacho puto! A duras penas conseguí llegar a mi toalla que para mejorar mi primer día de playa me la había cagado un perrito chupaconchas. Lo encaré y me mordió. He de decir que los perritos chupaconchas no vuelan. Se confirma que suben, cuando los empujas convenientemente con tu pie, y caen en seguida. Salen corriendo y chillan mucho. Debe ser por el exceso de mermelada. Cuando recogí todo y me disponía a marcharme a casa me agredió una avispa en un ojo. El pie de la faneca y el ojo se me habían hinchado. Apenas podía caminar y ver. Era ya Cuasimodo. Una señora muy amablemente me dijo que me denunciaría por maltrato animal. ¿Y no es maltrato tener un perrito chupaconchas que se caga en las toallas ajenas? ¡Vieja chota! Conseguí llegar a las duchas. Apreté el botón y me dio calambre. Me caí otra vez. Esta vuelta solo vino la vieja hijadeputa del perrito chupaconchas, el musculito de bañador rojo (¿para qué mierda llevará el flotador?) y el enano culturista. Me levantaron. Se lo agradecí y me dieron una somanta de hostias por patear al puto perro que se había cagado en mi toalla en mi primer y último día de playa.


Mi segundo día de playa
Debí correr mucho huyendo, de la vieja del perrito chupaconchas, del enano culturista y del de bañador rojo que llevaba flotador, porque cuando llegué a casa descubrí lo que es la carne viva. Se me pasparon las pelotas. No se debe correr ni caminar con el bañador mojado. Me recomendaron que me pusiera una crema. Tenía en casa una de aloe vera. Dicen que el aloe vera es bueno para todo. No para mis pelotas. Se pusieron bermellón, bermellón. Por más que intentaba soplar el aire no me llegaba por culpa de mi incipiente barriga. Que escozor. Estaba en pelotas y con todo al rojo vivo. Se me ocurrió que para calmarme lo mejor era encender el ventilador. Al 3. El alivio fue inmediato. Yo, ahí, delante del ventilador. El placer era tan grande que me olvidé de todo: de la picadura de la faneca en la planta del pie, del aguijón en el ojo producido por la avispa, del perrito chupaconchas que me había cagado en la toalla, y hasta del dolor testicular. Ahí estaba yo delante del ventilador y con los ojos cerrados. Un destello erótico pasó por mis pensamientos y mi cuerpo correspondió con toda su naturalidad. Debo haber gritado mucho porque a los dos minutos estaban todos los vecinos a mi alrededor. Parece ser que intente cogerme al ventilador. Una parte de mi sigue dando vueltas en las aspas. Ahora todo es colorado. Perdí el conocimiento. Me desperté en una sala blanca con un montón de gente cuchicheando. Nadie me querida atender. Dicen que soy yeta.

13 agosto 2012

Piscina de Islas: Convirtiendo lo público en privado a costa del dinero de los ciudadanos


El Sector Islas tenía, hasta el 2010, una piscina pública al aire libre. Junto con la piscinas de Foresta y Embarcaciones contribuían a aliviar los calores del verano de los tricantinos y tricantinas y en las tardes-noches se convertía en un centro de convivencia alrededor de un conejo al ajillo y unas ensaladas.
La ocupación de la piscina cubierta de la Luz estaba siendo total y por eso se pensó que sería bueno tener una nueva piscina cubierta; programada en un principio para el nuevo desarrollo (AR Tres Cantos).
En eso llegó el PlanE y un PP desatado: ¿cómo hacer para gastarse 7 millones de euros y no generar ni un puesto de trabajo? Y, así, fueron surgiendo ideas “geniales”: un carril bici por toda la ciudad, ¡por toda la ciudad!, no que tuviera un sentido de movilidad, si no que pasara por todos lados, ¡hala, venga!; una piscina cubierta, ¿cuál?, Islas, con spa, sauna, gimnasio, y que sea playita (poca profundidad), etc., etc. , etc.
Se pusieron manos a la obra y convirtieron una piscina rentable de verano en un despropósito de invierno.
Una vez construida y entregada, el Partido Popular, quién si no, cree que sería mucho mejor que en vez de que lo llevara la EMS (Empresa Municipal de Servicios, los mismos que llevan, desde el año 2000, las piscina cubierta de la Luz) lo llevara una empresa privada. Para ello diseñan, desde deportes, un plan de viabilidad y lo sacan a concurso con la colaboración necesaria de contratación y vicesecretaría y con el informe en contra del Director Gerente de Deportes, quien afirma que el plan es inviable y ocasionará pérdidas por valor de 500.000 euros el primer año.
Así, en octubre de 2010, se adjudica la gestión de la Piscina de Islas a la empresa Norfel Sport, S.A. Además, se le diseña (cambio en las ordenanzas municipales), a medida, una tarjeta “Abono Tres Cantos Deporte” que permite utilizar todas las instalaciones deportivas municipales, pero que se debe sacar en el propio Polideportivo Islas (piscina de Islas) y cuya recaudación íntegramente se la queda la empresa en cuestión. Para ello se establece un cánon de explotación de 35.000 euros anuales, que la empresa debe ingresar en las arcas municipales.
Desde entonces y hasta ahora, pleno tras plenos (cerca de 20), desde Izquierda Unida, se ha venido advirtiendo al equipo de gobierno del desaguisado que se estaba produciendo en Islas.
Se denunció que la piscina perdía más de 40.000 litros diarios por deficiencias en las obras de construcción, que no se estaban pagando los suministro (luz, agua, gas, etc.), que no se estaba contratando al número de trabajadores por el cual se le había adjudicado la gestión. Durante más de año y medio, se ha mantenido por parte del PP, y del actual alcalde en particular, que se estaba prestando el servicio satisfactoriamente y que no había quejas de los usuarios.
Ahora esta “maravillosa” gestión privada, por la que siempre aboga el PP, ha traído sus consecuencias: la empresa no ha pagado el cánon desde que empezara allá por octubre de 2010, tampoco ha pagado los suministros desde entonces, y ha dejado de prestar el servicio a partir del día 1 de julio de 2012. La deuda con los proveedores y con la administración ascienden a más de 260,000 euros.
¿Y ahora qué? El Partido Popular, ahora, en junio de 2012, a pesar de las advertencias por parte de Izquierda Unida, ha abierto expediente a la empresa para esclarecer los hechos.
¿Quién asume la responsabilidad política? Nadie, ya sabemos que en este país no se dimite. ¿Quienes van a pagar esta deuda? Todos los ciudadanos de Tres Cantos.