No sé como ocurrió ni cuando empezó
a pasar. Creo que fue aquel día en el que fui con mis amigos al
parque, a la vuelta del cole, y decidimos patearle los bastones a los
viejos. Nos creímos invencibles. A partir de entonces yo era el
capo, el mandamás. Lo que decía se hacía. En el instituto, nada
más llegar, le dimos una paliza a uno de COU, un gallito cojudo que
nos quitaba la pelota, y ya nadie nos tosió. En los cuatro años
siguientes solo un incidente: el de la profesora de historia. La muy
hijadeputa se creía integra. Soy justa, decía, y nos os voy a
aprobar os pongáis como pongáis, no os tengo miedo.
La sustituta nos aprobó a la primera;
de la “digna” lo ultimo que se supo es que se estaba recuperando
del accidente. Por lo visto su cuerpo no resistió la embestida de
aquellos toros, nadie supo como llegó a aquella dehesa y se ató a
un poste vestida de rojo.
En la facultad se nos complicó un poco
las cosas por la dispersión y porque alguno, el muy gilipollas,
quería estudiar, decía que a esto no le veía futuro. Ahora es
cuando no ve.
Decidimos que era hora de
institucionalizarnos, debíamos ser “legales”. Creamos un partido
político. El nombre fue fácil, eramos matones y extorsionadores no
eruditos, así que le pusimos Partido Político. Con dos cojones.
Desde entonces hasta ahora más o menos
conocen la historia. Siempre hemos ostentado el poder, sino estábamos
en el gobierno estábamos en las instituciones. Tenemos los mejores
coches, íbamos a los mejores restaurantes, y todo el mundo nos abría
sus puertas. Cada adjudicación de obra pública era una expresión
de gozo. Mitad para nosotros, mitad para el partido, eso sí cuando
los untabas ninguno decía que no.
Nosotros le llamábamos coimas para
tenerlos pillados por los huevos entre otras cosas. Ellos
sobresueldos. ¿Qué si todo esto era ilegal? No, así, por lo menos,
lo decían nuestros jueces y fiscales.
Ahora, aquí, reflexionando entre estas
cuatro paredes, bueno cuatro, tres y unos barrotes, me pregunto:
¿dónde están los míos? ¿es qué no saben todo lo que yo sé?
Hoy me encontré en el economato con
aquel de COU al que habíamos hostiado en el instituto. No voy a
poder sentarme en los próximos ocho meses, me han puesto mote “la
canosa”, lo bueno de todo esto es que el médico me ha dicho que no
me puedo quedar embarazado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario