14 abril 2011

A la memoria de mi padre

De alguna forma, todos somos fugitivos de algo o exiliados de algo, países, ciudades o situaciones de vida. Incluso, las más de las veces, los seres humanos huimos o nos exiliamos de nosotros mismos. Esta es la teoría que Luis Mas desarrolla en su obra, editada por Zeta Editores, "La siesta interrumpida", una novela casi coral, de numerosos personajes, que se desarrolla en una Mendoza ubicada en la primera década del peronismo en Argentina, que él vivió con ojos de adolescencia y primera juventud. En ella cuenta en un estilo rápido, en el que prima el diálogo sobre las descripciones, historias ficticias que se abrazan a viejos escenarios y personajes en su momento conocidos y que intentan ofrecer un cuadro de situación de las antinomias peronistas-antiperonistas que marcaron la época, con todas sus pasiones soterradas, incluidas las amorosas, y los conflictos sociales que hicieron eclosión con la caída del peronismo. El autor de este libro nació en Talavera de la Reina en 1936 y llegó a Mendoza, Argentina, en 1944 donde realizó sus estudios primarios y secundarios, estudiando posteriormente en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo. Después de examinarse oral con Jorge Luis Borges y comprobar lo poco que cobraba el ilustre escritor como profesor de literatura decidió dedicarse al periodismo, iniciándose en esta faceta en 1957 en Buenos Aires, primero en el diario católico El Pueblo y posteriormente en Clarín, donde estuvo cuatro años como jefe de la sección internacional. A partir de 1964 trabajó en Montevideo, en los diarios Acción y BP color, primeros periódicos hechos en off set de habla hispana, siendo, además, redactor jefe del vespertino Extra. Durante unos meses dirigió la agencia internacional de noticias «Interpress Service» en Bogotá. De regreso a Buenos Aires trabajó como redactor en la agencia de noticias TELAM, las revistas Análisis y Gente y posteriormente en el diario La Calle. Por esas fechas escribió su primer libro "Los Capitanes de la muerte" de corte periodístico en alusión a la guerra de Vietnam. Volvió a Mendoza en el año 1969 y coordinó la aparición del diario Mendoza de esa ciudad. Después de un breve paso por el diario Junín, en 1973 se trasladó a Córdoba donde dirigió la redacción del diario de la ciudad de esa provincia argentina. Como se señala en su libro de poesías y cuentos Nombres propios, «su reconocido compromiso social y su coherente postura ideológica le convierten en una víctima más de la persecución organizada en Argentina por la «Triple A», periodo infame previo a la dictadura militar que abarca entre 1973 y 1976. Esta situación lo obligó al exilio y se radicó nuevamente en España». En su país natal siguió desarrollando su actividad periodística en la Agencia EFE, siendo Redactor Jefe de internacionales desde 1987 hasta su jubilación en el año 1999. En Madrid ha colaborado en revistas como Blanco y Negro, Interviú (fue director del informativo Extra, que se adjuntaba en el interior de la revista) y Cuadernos para el Diálogo, y ha seguido con su afición literaria, publicando poemas en Gaceta Literaria y en el diario El Imparcial. El libro de referencia no ha tenido la repercusión de los anteriores en nuestro país, ya que fue editado en Argentina como «homenaje a Mendoza y a sus hombres». En su narrativa autobiográfica, el autor inicia su obra con los recuerdos de la niñez en su ciudad natal. Luis y Fernando eran hijos del doctor Fernando Mas Robles y Concepción Fernández-Sanguino. Su padre sirvió a la República durante la Guerra Civil y su madre falleció a los cinco días de entrar las tropas sublevadas en Talavera, por lo que sus abuelos se convirtieron en sus padres hasta 1944, año en el que el venerable D. José les acompañó en tren hasta Bilbao para coger el barco que les llevase a Argentina. En la foto, con sus nietos Olivia, Candela Pablo y María en su 72 cumpleaños en el Pardo - Madrid.